El sistema de la Zona fue desarrollado hace más de 15 años por el Dr. Barry Sears, Médico Bioquímico del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Estados Unidos. Básicamente, en ese momento se trataba de un programa alimenticio dirigido hacia los pacientes diabéticos, para ayudarlos a llevar una alimentación sana y que a su vez estabilizara los niveles de Insulina.
Este sistema actualmente se dirige hacia la población en general porque se ha visto que mejora la calidad de vida, revierte el envejecimiento y la inflamación celular, además utiliza las grasas del cuerpo como fuente de energía -permitiendo "moldear" nuestro cuerpo hacia una figura más sana- y sobre todo, mantiene los niveles de Insulina en una "zona" intermedia, previniendo de este modo enfermedades como la Diabetes.
La Zona Considera a la comida como si se tratara de un medicamento, donde se balancean carbohidratos (40%), proteínas (30%) y grasas (30%), junto con la suplementación de ácidos grasos Omega3 de cadena larga provenientes del aceite de pescado Ultra refinado.
La Zona NO es una dieta, es una método de alimentación sana y balanceada, que eliminará la grasa excedente de tu cuerpo y mientras tu figura se transforma totalmente, tu nivel de eficiencia cardiovascular y metabólica se incrementará llevándote a tener una vida sana.
Las dietas en cambio son transitorias, una vez logrado el objetivo, regresas a tu manera desordenada de comer y entonces viene el "rebote" cuando subes el doble de peso de lo que perdiste anteriormente. Ese famoso "rebote" no es otra cosa que la consecuencia de malos hábitos alimenticios.
Hablemos un poco de la Insulina y el Glucagon, porque son esenciales para comprender cómo funciona la alimentación en la Zona.
¿Qué es la Insulina y para qué sirve?
La Insulina,es una de las hormonas más importantes que participan en el proceso alimenticio. La Insulina tiene la misión de lograr "que NO haya azúcar en la sangre" así que su estímulo más fuerte será la hiperglicemia. (Exceso de azúcar en la sangre).
Cuando el cuerpo recibe una gran cantidad de azúcar en forma de alimento, esta pasará rápidamente al torrente sanguíneo, despertando la acción del páncreas, quien a su vez liberará una gran cantidad de Insulina para "que NO haya azúcar en la sangre" El azúcar rápidamente se metabolizará, y se almacenará en el cuerpo como grasa, pero la Insulina liberada es tanta que producirá un efecto de "hipoglicemia", es decir, dejará al cuerpo con muy poca reserva de azúcar en sangre.
Esta hipoglicemia, despertará "antojos" de comer azúcares (carbohidratos como pan, dulces, galletas o una rebanada de pastel...) para tratar de estabilizar los niveles sanguíneos. Si caemos en estos "antojos", el exceso de azúcares refinados elevará de nuevo los niveles de Insulina y así seguirá el círculo vicioso...
Lo contrario sucede con el Glucagon.
La misión del Glucagon, es completamente opuesta a la de la Insulina.
Su objetivo es "que SI haya azúcar en la sangre".
Cuando hay una hipoglicemia (resultado de un ayuno prolongado, por ejemplo), se libera esta hormona para obtener azúcar de cualquier reserva posible en nuestro cuerpo.
Primero utilizará las reservas de grasa en el hígado, después obtendrá azúcar de los propios músculos y así, irá "erosionando" cada parte del cuerpo con el fin de obtener azúcar y preservar la función cerebral -que es la prioridad del organismo.
La Insulina y el Glucagon no son los villanos del cuento.
El abuso de los carbohidratos sí lo es.
El equilibrio resulta cuando la Insulina está en La Zona.
Al alimentarnos basándonos en la reglas de La Zona, encontraremos un equilibrio entre la Insulina y el Glucagon, que nos llevará a tener saciedad tras cada alimento, SIN presentar antojos entre comidas, SIN tener hambre entre comidas.
Todo esto es posible si seguimos algunas reglas básicas que veremos en el siguiente capítulo del blog...